Vista general
Ayuntamiento
Iglesia parroquial de San Miguel
Interior de la iglesia
Hay constancia documental de que en 1466, estando la iglesia parroquial muy arruinada, el arzobispo de Zaragoza, don Juan de Aragón, concedía permiso a don Juan Fernández de Heredia, señor de la villa de Fuentes, y a los jurados y Concejo de dicha villa para “…labrar de nuevo la iglesia parrochial de baxo del castillo del mismo título de Nuestra Señora, con su sacristía y capillas de San Nicolás y Santa Catalina…” y les fijaba el plazo de cuatro años para su ejecución, contando desde el primero de Agosto. En dicho año se derribó, pues, la primitiva iglesia y se edificó otra bajo la advocación de Santa María, posiblemente un templo mudéjar similar al existente en la vecina villa de Quinto.
Estación
El nazareno
Ruinas del pueblo viejo de Rodén
Desde 1976, el pueblo de Rodén depende administrativamente del municipio de Fuentes de Ebro.
Rodén es una pequeña localidad perteneciente al municipio de Fuentes de Ebro, en la provincia de Zaragoza. Se encuentra a 3 km de la cabecera del municipio y a 27 km al sureste de Zaragoza.
En la provincia de Zaragoza, la destrucción causada por la Guerra Civil española se materializa en pueblos devastados y abandonados como Belchite. Esta localidad se ha convertido en todo un museo al aire libre, ya que conserva las ruinas de lo que fue el antiguo núcleo de población, arrasado durante el conflicto armado. Pero lo que no todos saben es que en Zaragoza hay otro pueblo que quedó destruido en la contienda. Se trata de Rodén, una visita imprescindible para los amantes de la historia.
La historia de Rodén
Desde el inicio de la Guerra Civil, Rodén se convirtió en el escenario de varios episodios bélicos. Ante esa constante amenaza, los 200 habitantes del pueblo decidieron abandonar sus casas y marcharse a un lugar más seguro. Finalmente, en el año 1937, Rodén fue arrasado, dejando nada más que algunas paredes de piedra en pie y el recuerdo de lo que fue en su día.
Cuando acabó el conflicto, algunos vecinos decidieron regresar a sus hogares, pero la vida allí era inviable, ya que ni siquiera disponían de electricidad. Es por ello que se decidió construir un pueblo desde cero justo al lado, sin embargo, este ha quedado simplemente como un barrio más de la localidad vecina de Fuentes del Ebro.
Un valioso Bien de Interés Nacional
Visitar el pueblo de Rodén es adentrarse de lleno en la historia de España, en uno de los episodios más cruentos del país. Además, ese conjunto de edificios destruidos y anclados en el tiempo fue nombrado Bien de Interés Nacional en 2017.
Caminando por el lugar podremos ver pequeños edificios en ruinas, construcciones reducidas a cenizas y los restos de un castillo, que se remontaría a la época musulmana. Por otro lado, la torre de la iglesia fue reconstruida en 2014 y presenta influencias mudéjares y góticas.
Cómo llegar a Rodén
El trayecto entre la ciudad de Zaragoza y Rodén es de alrededor de media hora por la A-68 y la N-232. Los restos del pueblo pueden visitarse libremente.
El basón oficial de la Villa de Fuentes de Ebro está constituido por las armas privativas del linaje de los Fernándes de Heredia, que son y consisten en cinco castillos o torres de plata sobre campo de gules.Al timbre corona condal (cerco de metal precioso y pedrería decorado con dieciocho puntas elaboradas con el mismo metal que la base y rematadas en sus vértices con perlas).
----------------------------------------------------------------------------------------------------
El río Ebro fue una de las vías de comunicación privilegiadas del Aragón romano, navegable entre Tortosa y Logroño, permitía el tráfico de mercancías, y que los productos de las zonas agrícolas y artesanas de aguas arriba y abajo de Zaragoza (Caesaraugusta) llegasen con rapidez a los mercados de la capital.
A finales de agosto de 1937 comenzó, por parte del ejército de la República, la ofensiva en el frente de Aragón con la intención de llegar a Zaragoza y atraer a las tropas enemigas del frente norte que amenazaban con conquistar Santander. Fuentes de Ebro era el último reducto de defensa antes de llegar a Zaragoza. La ofensiva fue un fracaso, pero las consecuencias para el municipio de Fuentes fueron devastadoras. Las torres de las iglesias solían quedar muy castigadas por ser puntos estratégicos de observación, como la torre de la Iglesia de San Miguel Arcángel. En 1942 la torre ya había sido reparada reponiendo los trozos que habían volado por los proyectiles de artillería.
En 1952 comenzó la excavación del yacimiento de la Corona, situado a la misma orilla del río Ebro, entre el “Cabezo Villar” (topónimo que indica la presencia de restos antiguos) hasta “Las Peñas”. El poblado ibero-romano fue destruido por un incendio y abandonado bien en la época de las guerras sertorianas, hacia 74-72 a.C., o quizá después de la batalla de Ilerda, año 49 a.C.
En las excavaciones se hallaron cerámica ibérica pintada con motivos geométricos o vegetales, la llamada campaniense de barniz negro y romanas comunes. Los habitantes de La Corona debieron trasladarse al cercanísimo lugar “Cabezo Villar”, donde se han encontrado restos de una muralla de sillares, cerámica del mismo tipo, campaniense e ibérica, además de “sigillatas” que prueban fue ocupado en época imperial romana.
Entre los materiales arqueológicos recuperados de época romana en las excavaciones de la Corona destacan la cabeza y parte del cuerpo y las manos de bronce de una estatua femenina, conservados en el Museo de Zaragoza y que corresponden por su estilo a una época entre fines de de la época Republicana y el tiempo de Augusto. La imagen puede corresponder a la diosa Juno o bien ser el retrato de la dueña de la casa. La cabeza es de excelente ejecución técnica y lleva un peinado con raya en medio y moño posterior, de acuerdo a la moda de Antonia. Se conservan mal los restos del esmalte que lució en los ojos y la mano derecha está muy dañada por el fuego, en cambio dos anillos lucen en el dedo anular de la mano izquierda. En los fragmentos de las piezas del cuerpo las vestiduras van sujetas por un cíngulo.
Un hallazgo importantísimo fue un trifinium o mojón que marcaba los límites de pastos y terrenos entre tres pueblos. Según la inscripción latina, de los años 43 a 42 a.C, el procónsul romano Marco Aemilio Lépido hizo fijar los términos entre los ispallenses (acaso los antiguos habitantes de Fuentes de Ebro) y la Colonia Lépida (antecesora de la actual Gelsa y los restos de Velilla) y entre los campos de los lepidanos y los salluitanos, estos últimos serían los viejos abuelos de los zaragozanos.
Otras piezas encontradas en las excavaciones revelaron aspectos de la vida cotidiana de los antiguos pobladores de la Corona, desde un juego de astrágalos o tabas de hueso a pesos de alabastro utilizadas como contrapeso en los telares, abundante presencia de tinajas utilizadas como depósito de aceite o de vino y restos de ánforas que servían como envase para el transporte de líquidos, de harina o de frutos.
En 1952 comenzó la excavación del yacimiento de la Corona, situado a la misma orilla del río Ebro, entre el “Cabezo Villar” (topónimo que indica la presencia de restos antiguos) hasta “Las Peñas”. El poblado ibero-romano fue destruido por un incendio y abandonado bien en la época de las guerras sertorianas, hacia 74-72 a.C., o quizá después de la batalla de Ilerda, año 49 a.C.
En las excavaciones se hallaron cerámica ibérica pintada con motivos geométricos o vegetales, la llamada campaniense de barniz negro y romanas comunes. Los habitantes de La Corona debieron trasladarse al cercanísimo lugar “Cabezo Villar”, donde se han encontrado restos de una muralla de sillares, cerámica del mismo tipo, campaniense e ibérica, además de “sigillatas” que prueban fue ocupado en época imperial romana.
Entre los materiales arqueológicos recuperados de época romana en las excavaciones de la Corona destacan la cabeza y parte del cuerpo y las manos de bronce de una estatua femenina, conservados en el Museo de Zaragoza y que corresponden por su estilo a una época entre fines de de la época Republicana y el tiempo de Augusto. La imagen puede corresponder a la diosa Juno o bien ser el retrato de la dueña de la casa. La cabeza es de excelente ejecución técnica y lleva un peinado con raya en medio y moño posterior, de acuerdo a la moda de Antonia. Se conservan mal los restos del esmalte que lució en los ojos y la mano derecha está muy dañada por el fuego, en cambio dos anillos lucen en el dedo anular de la mano izquierda. En los fragmentos de las piezas del cuerpo las vestiduras van sujetas por un cíngulo.
Un hallazgo importantísimo fue un trifinium o mojón que marcaba los límites de pastos y terrenos entre tres pueblos. Según la inscripción latina, de los años 43 a 42 a.C, el procónsul romano Marco Aemilio Lépido hizo fijar los términos entre los ispallenses (acaso los antiguos habitantes de Fuentes de Ebro) y la Colonia Lépida (antecesora de la actual Gelsa y los restos de Velilla) y entre los campos de los lepidanos y los salluitanos, estos últimos serían los viejos abuelos de los zaragozanos.
Otras piezas encontradas en las excavaciones revelaron aspectos de la vida cotidiana de los antiguos pobladores de la Corona, desde un juego de astrágalos o tabas de hueso a pesos de alabastro utilizadas como contrapeso en los telares, abundante presencia de tinajas utilizadas como depósito de aceite o de vino y restos de ánforas que servían como envase para el transporte de líquidos, de harina o de frutos.
Desde 1976, el pueblo de Rodén depende administrativamente del municipio de Fuentes de Ebro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario