Olvena (Olbena en aragonés) es un municipio de la provincia de Huesca. Tiene un área 15,83 km² con una población de 67 habitantes (2024)
Se cuenta que una bella muchacha de Olvena, harta de tener que vadear el río como todos sus vecinos para llegar al pueblo, ofreció su alma al diablo a cambio de que éste construyera un puente, con la única condición de que el demonio lo tenía que hacer a lo largo de una sola noche. Satanás aceptó el trato y quedaron en que si él edificaba el puente antes de que cantara el gallo, la muchacha le entregaría su alma.
Pese a que las artimañas del diablo hicieron que el puente se alzara en tan solo una noche, poco antes del amanecer la chica puso un candil delante del gallo, que creyendo que era de día, cantó. El diablo dejó la obra inconclusa (a falta de la última piedra), perdió su apuesta y tuvo que huir a los infiernos sin conseguir su propósito.
Esta leyenda nos la pueden contar en muchos otros lugares de Aragón casi con el mismo argumento pero cambiando el escenario, sin embargo es éste uno de los lugares donde es más fácil evocarla.
Iglesia de Santa María. Naval
En la parte más alta de la villa se eleva una peña aislada, llamada “de la Espada” por tener esa forma... Dice la leyenda que una cruz hendida en la roca indicaba el límite sur del antiguo Reino de Sobrabe, aquel que se extendía más allá de la Sierra de Arbe, Sobre Arbe. Junto a ella aún se pueden ver los restos del viejo castillo, primero musulmán y tras la batalla del 1094, definitivamente cristiano.
Si el castillo representaba la espada, el poder militar y civil, la iglesia que se construyó junto a él simbolizaba el poder religioso, la fe.
El pequeño templo románico que precedió al actual, a los ojos de los hombres del siglo XVI debió aparecer como un edificio viejo, lóbrego y oscuro. Ese cambio de gusto y sus pequeñas dimensiones para una población próspera y en crecimiento, llevaron al Concejo de la Villa a plantear la construcción de una monumental iglesia que, a juzgar por sus dimensiones y su calidad, debió requerir un notable esfuerzo económico.
Se pueden rastrear sus orígenes románicos entre los casi ocultos muros de la torre: en su primer cuerpo, se ven los vanos del antiguo campanario medieval.
Naval obtuvo ingresos lo suficientemente importantes como para acometer una obra de tal envergadura gracias a la explotación de sus milenarias salinas, cuyo comercio desde la época medieval, se había extendido por todo el Reino de Aragón..
En la década de 1580, un excelente cantero llamado Joan Torón, buen conocedor de la piedra y del arte de la arquitectura, dirigió la construcción de esta iglesia.
Las últimas décadas del siglo XVI vieron cómo se alzaba la iglesia, homogénea y monumental, erigida sobre potentes muros de mampostería construidos para salvar el desnivel del acantilado rocoso. En todo sigue los principios de la arquitectura gótica de la época. Consta de una nave y cabecera poligonal, cubierta con bóvedas de crucería estrellada, que concentran la riqueza decorativa del interior del templo. Ventanas abiertas en lo alto de los muros, subrayan la importancia de las bóvedas.
El gótico se renueva en la portada, a través de una máscara decorativa renacentista, cuyo modelo es el arte de la Antigüedad.
Olvena
Escudo cuadrilongo de base circular. De oro, un cabrio de azur, cargado en su centro de un castillo, de oro, mazonado de sable, y aclarado de gules, acompañado en los cantones del jefe de dos puentes de una arcada, de azur, mazonados de sable. Al timbre, Corona Real cerrada.
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