vista general de la villa
Durante la invasión musulmana de la península los conquistadores la renombraron con el nombre procedente del árabe Atīqa, que significa "antigua". lo que puede dar idea de lo remoto en el tiempo de este asentamiento.
Castillo de Ateca y torre del Reloj
Fuerte de fusileros
Iglesia de Santa María
Ayuntamiento
Arco-capilla de San Miguel
Escudo de Ateca
La villa de Ateca usa como armas heráldicas escudo de plata con la cruz de gules de San Jorge y en los cuatro cantones las cabezas sangrantes de su color, tocadas de turbantes y coronadas de oro.
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El origen de Ateca como núcleo ininterrumpido y estable de población se sitúa alrededor del año 250 a. C., ya que por su situación geográfica es, desde antiguo, un lugar de paso obligado entre el valle del Ebro y la meseta en el camino que sube a través del Jalón y continúa por el valle del Henares. Por aquí discurría la calzada romana denominada Iter XXV descrita en los Itinerarios de Antonino que unía Augusta Emerita y Cesaraugusta pasando por Toletum. Fue ciudad celtíbera, en el centro del territorio de los Belos.
Generalmente se la identifica con la Attakon nombrada por Ptolomeo aunque esta afirmación no está exenta de polémica, ya que las coordenadas con que identifica su situación no coinciden exactamente con las de la actual población. Algunos autores —Miguel Martínez del Villar y Hernando, Juan Francisco Andrés de Uztarroz, el padre Traggia y Francisco Ortega San Íñigo— en el pasado situaron en Ateca la ciudad celtíbera de Alce, nombrada por Tito Livio.
El término municipal atecano alberga diversos hallazgos arqueológicos que abarcan desde el Edad del Cobre hasta el Medioevo. En el paraje natural de «Las Carcamas» se han localizado dos áreas con resto arqueológicos. En el paraje de «Las Balsas», en un pequeño barranco que desagua en el Jalón, afloran a la superficie numerosos fragmentos de cerámica moldeada a mano, sin torno, con formas de grandes cuencos de paredes gruesas y grandes vasijas decoradas con cordones. Cronológicamente pertenecen a la Edad del Hierro.11
En el Museo Provincial de Zaragoza hay depositada una punta de flecha triangular de sílex que se encontró en el paraje de Ascensión, junto a la ermita, en la Sierra de Armantes, y que pudiera ser del Eneolítico-Bronce
Cerca del paraje de «Las Carcamas», en el paraje denominado «La Mora Encantada», aparecen cerámicas Celtíberas con dibujos en bandas y círculos, piedras de molino y algunos fragmentos de cerámica medieval . En este paraje se han encontrado cimientos de construcciones que se han identificado con el poblado de Alcocer, nombrado en el Cantar de Mío Cid. También han aparecido en el yacimiento de Torrecid restos de cerámica medieval y se ha identificado este lugar como el campamento fortificado desde el que El Cid Campeador tomo el poblado de Alcocer y los castillos de Ateca y Terrer. En el paraje del Ballestar, continuamente aparecen restos de armas medievales, ya que tanto aquí como en el paraje de Armantes se reunían las tropas para las continuas guerras entre Castilla y Aragón .
De la época romana solo han sobrevivido unas pocas monedas, una de ellas del emperador Teodosio.12 La villa se encuentra en el recorrido del denominado itinerario antonino A-25, por lo que con toda probabilidad, bajo los sedimentos depositados por el río Jalón se encuentre enterrada la antigua calzada romana aún por descubrirse.13
Edad Media
Con la llegada de los visigodos en el 418 a la península, pasa a formar parte del Reino Visigodo de Tolosa pero aun federado dentro del Imperio romano hasta que en 507 pasa a formar parte ya del Reino Visigodo de Toledo una vez totalmente desintegrado el Imperio. La monarquía visigoda dura unos trescientos años.
En 711 el Califato de Damasco comienza la dominación islámica de la Península Ibérica, que en estas tierras duró poco más de cuatro siglos. De 756 a 1018 se encuentra dentro de los dominios del emirato de Córdoba, que después se transforma en Califato de Córdoba. De 1018 a 1110 pertenece a la Taifa de Zaragoza, salvo un breve periodo en que la Taifa de Calatayud fue independiente de la de Zaragoza. Con la entrada de los almorávides en la península en 1110 pasó a estar bajo dominio de estos hasta el 1120. Se sabe que en la segunda mitad del siglo X, Ateca pertenecía a los Banu Timlat.
Fue ocupada por el Cid Campeador en 1081; según el Cantar de mio Cid, tras fortificar el cerro de Salvasoria, los tres castillos más importantes en esta zona —Peñalcázar, Ateca y Terrer— le pagaron parias. Esta relación con el héroe castellano propicia que hoy Ateca forme parte del Camino del Cid14en cuyo Cantar de Mio Cid, aparece este verso:
E paso a Alfama, la foz ayuso va,
passó a Bovierca e a Teca, que es adelant,
e sobre Alcocer mío Çid iba posar,
en un otero redondo, fuerte e grand;
açerca corre Salón, agua nol puedent vedar.
Fue reconquistada definitivamente para el reino de Aragón en 1120 por el rey Alfonso I, tras la Batalla de Cutanda16 otorgando a la villa como escudo de armas la cruz de Alcoraz. La villa de Ateca usa desde entonces como armas heráldicas, con corona real abierta forma de escudo francés moderno de plata con la cruz de gules de San Jorge y en los cuatro cantones las cabezas sangrantes de su color, tocadas de turbantes y coronadas de oro, ejemplo de ello queda dentro de la iglesia de Santa María. Posteriormente se añadió en el jefe las barras de Aragón y punta disminuida con una flor de lis sobre fondo azur y una bordura con la leyenda muy ilustre villa de Ateca, estos dos últimos, añadidos en el siglo xix quedando de esa forma el escudo actual. Ateca queda tras la reconquista emplazada en la sesma del río Jalón dentro de la denominada Comunidad de aldeas de Calatayud, no habiendo pertenecido nunca a señor feudal alguno, sino que fue regida siempre por un concejo. Aparece relacionada en la Bula de Lucio III (1182). El rey Martín I el Humano concedió a la villa el pendón que aún hoy es la bandera de la localidad.
Durante algún tiempo, alrededor del año 1320, Leonor de Castilla residió en la villa hasta que Caballeros castellanos vinieron a su encuentro para acompañarla de regreso a Castilla después de huir tras la ceremonia de boda el infante Jaime y dejarla plantada. A mediados del siglo xiv, durante la guerra (1356-1369) entre Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón, la villa fue ocupada por las tropas castellanas.
Aparece nombrada en 1614 en el Quijote de Avellaneda en el tomo II, parte IV, capítulo V, cuando Don Quijote tiene una disputa con el guarda de un melonar de la localidad cuando se dirige a unas justas a Zaragoza, por lo que se detiene en la plaza.
En el siglo xix, tras la Guerra de la Independencia, en Ateca hubo una marcada tendencia a favor del rey Fernando VII. Por ello, en 1823, con motivo del asesinato de un realista en Madrid, el Ayuntamiento de Ateca en sesión plenaria tomó la decisión de encarcelar a todos los liberales del lugar, que no llegarían a diez. Poco después, el 8 de diciembre, los realistas asesinaron a un joven liberal, en un acto que pudo ser más grave si no le ponen remedio los Padres Capuchinos del Convento de San Martín de Ateca. Durante el Trienio Liberal, entre enero de 1822 y octubre de 1823 queda enclavada dentro de la provincia de Calatayud. En 1826 aparece la carretera que se convertiría posteriormente en la N-II que atravesaría la localidad hasta 1991.
En 1834 con la desaparición del antiguo régimen y la nueva división provincial de 1833 se erige en cabeza de partido judicial dentro de la provincia de Zaragoza hasta 1965, fecha en la que se integra con el partido judicial de Calatayud. La primera guerra carlista tuvo relevancia en esta zona, siendo frecuentes las escaramuzas y encuentros violentos. Ejemplo de ello fue el ataque que efectuaron el 12 de diciembre de 1835 los generales Ramón Cabrera, Quílez y el Serrador a un ejército que se dirigía a Calatayud, que fue dispersado y al que ocasionaron numerosas bajas. En esta época se reconstruyó el antiguo castillo medieval transformándose en el actual fuerte de fusileros que ha llegado hasta nuestros días. Asimismo, en ese mismo año durante la desamortización de Mendizábal se decide suprimir el convento de Capuchinos de Ateca, al igual que el de Calatayud. La localidad cuenta con estación ferroviaria desde 25 de mayo de 1863 fecha en la que se inauguró el tramo Medinaceli - Zaragoza.
Ya en el siglo xx, 21 vecinos del municipio fueron fusilados durante los primeros momentos de la guerra entre agosto y diciembre de 1936. Entre los muertos se encontraba el secretario del ayuntamiento y el último alcalde republicano. Uno de los lugares celebres por estos luctuoso acontecimientos es el barranco de la Bartolina, a mitad de camino entre Terrer y Calatayud, donde fueron fusilados parte de estos.
En 1991 se inaugura la autovía del Nordeste lo que hace que le tráfico que durante siglos ha pasado por el casco urbano de la localidad pase ahora más al sur, cerca del paraje de Torrecid y fuera del cauce del río Jalón, lo que provoca pérdidas económicas para la localidad. En 2001 se crea la Comunidad de Calatayud dentro del plan de comarcalización de Aragón con La ley de creación de la comarca número 9/2001 del 18 de junio de 2001. Se constituyó el 11 de octubre de 2001. Las competencias le fueron traspasadas el 1 de marzo de 2002. Se crea como heredera de la Comunidad de aldeas de Calatayud. Ateca es el segundo municipio más poblado de toda la comarca tras Calatayud.
En marzo de 2003 se pone en servicio el primer tramo de la Línea de alta velocidad Madrid-Zaragoza-Barcelona-Frontera francesa que atraviesa el término municipal por el sur también muy cerca del paraje de Torrecid perdiendo la estación ferroviaria de Ateca la mayor parte de los servicios que tenía. Ambas infraestructuras cuentan en Ateca con importantes obras civiles como túneles y viaductos necesarios por lo abrupto del terreno y por comenzar aquí las hoces y desfiladeros que tiene el río Jalón hasta bien pasado Alhama de Aragón.
El 10 de febrero de 2016 la marca automovilística SEAT presentó un nuevo modelo al que bautizó con el nombre de Ateca lo que supuso un acicate publicitario para la localidad.
Demografía
Desde 1860, cuando Ateca contaba con una población de hecho de 3786 habitantes, la población del municipio ha ido disminuyendo paulatinamente. La emigración se ha acentuado desde 1950, provocando un envejecimiento de la población, que, si en 1860 tenía 25 años de media, en 1970 superaba los 36; en este último año, un 18% de la población contaba con más de sesenta años. No obstante, la emigración se ha frenado en el actual siglo XXI. En 2019, Ateca contaba con 1762 habitantes.
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