
La localidad de Cariñena pertenece a la Comarca del Campo de Cariñena y está situada a 47 Km. de Zaragoza y 494 metros de altitud.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
AYUNTAMIENTO
El Ayuntamiento fue construido en el S. XVI y preside la Plaza Mayor. El primer cuerpo apoya sobre columnas toscanas con arcos de medio punto. Sobre él una galería duplica el número de vanos, mientras un alero artesano remata la estructura. Más arriba encontramos una típica galería aragonesa.
Fuente de la Mora
MUSEO DEL VINO
Iglesia de la Asunción, templo barroco inaugurado en 1734.
Torreón de las Monjas, único vestigio de las antiguas murallas
Escudo municipal
Escudo cortado, en su cuartel superior de plata una cara natural falta de orejas y nariz, y en el cuartel inferior sobre fondo oro los cuatro palos de gules de Aragón. Al timbre corona de conde-
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Aunque no se han encontrado restos del asentamiento original, algunos indicios señalan que ya habitaban los celtíberos en la zona en el siglo III a. C.
La romanización del lugar comenzó tras la caída de Numancia y la incorporación de la región a los dominios romanos. Posteriormente, la fundación de la colonia inmune de Caesaraugusta entre el 24 y el 12 a. C. convirtió la población en un creciente asentamiento rural que abastecía de vino, principalmente, a la nueva ciudad.
Tras la caída del reino visigodo en 711, la villa es ocupada por los musulmanes en el 714, quedando dentro de la Marca Superior de Al-Andalus con capital en Saraqusta. Formó parte de la posterior Taifa de Zaragoza hasta su caída tras la reconquista de Zaragoza por Alfonso I en 1118.
Cariñena fue sitiada y tomada en 1119, incorporándose al Reino de Aragón. La ciudad le fue entregada al caballero Don Pedro Ramón mediante una carta puebla en 1124 como recompensa por su ayuda en la conquista de la misma y con intención de llevar a cabo la repoblación de la zona.
En 1248, por privilegio de Jaime I, este lugar se desliga de la dependencia de Daroca, pasando a formar parte de Sesma de Langa en la Comunidad de Aldeas de Daroca, que dependían directamente del rey, perdurando este régimen administrativo hasta la muerte de Fernando VII en 1833, siendo disuelta ya en 1838.
Durante la guerra de Pedro IV contra la Unión 1347-1348, Cariñena, junto con la Comunidad de Daroca, se mantiene leal al rey, convirtiéndose la villa en lugar de reunión y negociaciones entre el Justicia y el monarca.
Poco antes de la guerra de los Dos Pedros, por orden de Pedro IV en las Cortes de Cariñena de 1357 se refuerza la muralla de la villa ante el temor a que desde Castilla se lancen incursiones contra la zona. Pese a esa previsión, las tropas castellanas conquistan la ciudad el 16 de abril de 1363, arrasándola durante la ocupación, dando lugar a la leyenda que asegura que todos sus habitantes fueron mutilados cortándoles la nariz y las orejas. El historiador Jerónimo Zurita, en sus Anales de la Corona de Aragón, refiere la toma de Cariñena en los términos siguientes: «Y entre tanto se entró Cariñena por combate y fuerza de armas; y —según don Pedro López de Ayala escribe— mandó el rey de Castilla pasar a cuchillo a todos los que estaban en su defensa. Y en otras memorias de aquella guerra se afirma que se señaló más allí el rey de Castilla en mandar ejecutar el castigo y venganza cruelísimamente que en otra parte».5El rey de Aragón, como recompensa por la lealtad de la villa, concede el uso de un blasón que después dará lugar al escudo y bandera de la ciudad (lo que explicaría que su escudo incluya un rostro humano con dichos apéndices de otro color).
Finalmente la localidad regresa a manos aragonesas reconstruyéndose el anillo amurallado del que, en la actualidad, solo queda el llamado Torreón de las Monjas.
La situación de la villa en la ruta que unía Madrid con Barcelona, a través de Zaragoza, y a su vez su emplazamiento en el camino entre esa ciudad y Valencia la convierte en lugar de paso obligado de las distintas comitivas reales de los Austrias. Así, en 1585, Felipe II, cuyo confesor fray Juan Bernal provenía de una familia de la villa, visita la localidad en su camino hacia las Cortes de Monzón, ofreciéndose en su honor dos fuentes llenas de vino (uno blanco y otro tinto) que darían lugar a la tradición del llenado de la Fuente de la Mora durante la Fiesta de la Vendimia.
En 1599, es el nuevo monarca, Felipe III, el que visita la ciudad, concediendo a la villa diversas prerrogativas judiciales por medio de la mejora de su carta puebla que le conceden una elevada autonomía sobre Daroca.
Sin embargo, la decisión de expulsar a los moriscos en 1609, se convierte en un auténtico problema para Cariñena ya que una parte considerable de la población estaba integrada por este grupo. Su salida a lo largo de los siete años siguientes reduce drásticamente la mano de obra disponible en los campos y el total de la población del lugar, provocando una crisis demográfica de la que tardaría varios años en salir.
En 1701, al inicio de la guerra de sucesión española, Cariñena se declaró favorable al Archiduque Carlos de Austria; sin embargo Felipe de Anjou, en su viaje a Zaragoza para jurar los fueros de Aragón hizo una parada en la villa.
Carlos III visitó la villa en 1759. Carlos IV hizo lo propio en 1802, poco antes del inicio de la guerra de la Independencia Española. Su hijo, Fernando VII, en su regreso desde Bayona tras la caída de Napoleón, se detuvo en Cariñena en 1814.
Durante la guerra de la Independencia, en 1808, siguiendo órdenes del general Palafox, se formó en la villa una compañía de escopeteros para reforzar la guarnición de Zaragoza y asegurar la llegada de suministros desde el suroeste. En 1809 se creó el Batallón de Cazadores del Campo de Cariñena, con tropas reclutadas en toda la comarca, comandadas por el teniente coronel Ramón Gayán, nacido en el vecino pueblo de Paniza.
En 1838, durante la Primera Guerra Carlista, se constituye en Cariñena uno de los cuarteles de caballería que el general Marcelino Oráa creó en Aragón para hacer frente a la insurrección carlista que tenía su epicentro en Morella.
La ciudad fue tomada durante unas horas en junio de 1875 por las tropas carlistas asentadas en Cantavieja, durante el trascurso de la Tercera Guerra Carlista.
El 3 de junio de 1909, Alfonso XIII concedió el título de Ciudad a Cariñena por dos motivos:
- Su importancia histórica y su adhesión a las instituciones. Especialmente por su participación en la Guerra de la Independencia (1808-1814)
- Su participación en la lucha contra la filoxera, que arrasaba los viñedos españoles
Durante toda la Guerra Civil Cariñena estuvo en la zona rebelde. Se instaló en la ciudad un hospital militar en el Colegio de las Monjas de Santa Ana, dónde se atendió por igual a heridos de ambos ejércitos, destacando en esa labor la hermana Matilde, de la comunidad de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, quien pidió que, al morir, fuese enterrada con los muertos de ambos bandos que se encuentran en las distintas fosas comunes del cementerio municipal.
Durante la batalla de Belchite (1937), Cariñena se convirtió en un punto de reagrupamiento y abastecimiento esencial en el flanco sur del bando sublevado. Igualmente, durante la ofensiva de Aragón (1938), fue en esta localidad donde se agruparon distintas unidades del general José Solchaga en la nueva ofensiva sobre Belchite.
El 23 de septiembre de 2008, los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, visitaron la ciudad con motivo de la celebración del 75 aniversario de la constitución del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Cariñena.
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