Vista de Nuévalos
Vista de Nuévalos al anochecer
Ermita de la Virgen de los Alvares
Vista de Nuévalos desde la torre
Casa consistorial
Iglesia de San Julián
Vista lateral de la iglesia de San Julián
Entrada a la iglesia de San Julián
Torre del Castillo
En la Guerra de los dos Pedros, el castillo de Nuévalos fue uno de los pocos que resistió sin rendirse la invasión de Pedro I de Castilla. En 1362, el rey castellano exigió la entrega de la ciudad, ya que su fortaleza era inexpugnable, pero la localidad resistió pese a que habían caído otros lugares de la comarca como Calatayud. En 1372, Pedro IV el Ceremonioso confirmó el dominio y la jurisdicción civil y criminal, declarando a Nuévalos propiedad del la Orden del Santo Sepulcro y de su prior bilbilitano. En un nuevo ataque perpetrado dos años después, los castellanos tampoco lograron ocupar la plaza.
Casas junto al barranco
Vista de Nuévalos al amanecer
Exterior del Monasterio de Piedra, fundado a finales del siglo XII
Cascada del río Piedra
Entrada a la gruta
gruta
Cascada del río Piedra
Entrada a la gruta
gruta
Escudo de Nuévalos-Zaragoza.
Escudo cuadrilongo de base redondeada. De gules, una cruz patriarcal flordelisada y recortada de plata. Filiera de plata. Al timbre, Corona Real abierta.
La historia de Nuévalos y de su castillo va unida a la Orden del Santo Sepulcro de Calatayud desde 1156, cuando Ramón Berenguer IV les concedió el señorío del lugar. En 1228 ya poseía la iglesia, que fue una donación del obispo de Tarazona García Frontín I. Los reyes posteriores confirmaron dicha donación y para 1328 ya estaba constituida la encomienda, siendo su comendador Bartolomé de Morlanes.
En la Guerra de los dos Pedros, el castillo de Nuévalos fue uno de los pocos que resistió sin rendirse la invasión de Pedro I de Castilla. En 1362, el rey castellano exigió la entrega de la ciudad, ya que su fortaleza era inexpugnable, pero la localidad resistió pese a que habían caído otros lugares de la comarca como Calatayud. En 1372, Pedro IV el Ceremonioso confirmó el dominio y la jurisdicción civil y criminal, declarando a Nuévalos propiedad del la Orden del Santo Sepulcro y de su prior bilbilitano. En un nuevo ataque perpetrado dos años después, los castellanos tampoco lograron ocupar la plaza
El historiador Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de 1845, refiere que Nuévalos «tiene 120 casas, inclusa la del ayuntamiento y cárcel» y señala que «los vecinos se nutren de una fuente de 3 caños, construida en 1844 a la entrada de la villa». En esa época, la localidad producía trigo, cebada, centeno, maíz, judías y vino, además de buenas legumbres y verduras; en cuanto a ganadería, el ganado lanar era numeroso. Existían tres fábricas de aguardiente, un molino harinero y dos tiendas de quincalla y género de abacería
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Debajo de la Ermita de la Virgen de los Diegos y en sus alrededores se localiza un yacimiento celtibérico y romano. Se han encontrado cerámicas celtibéricas y romanas, siendo más frecuente la sigillata. Indican la existencia de un asentamiento rural de unas 7 ha de extensión, situado en una explanada que caía sobre el río Piedra. La ocupación duró desde el siglo II a.C. hasta el siglo IV o V.La historia de Nuévalos y de su castillo va unida a la Orden del Santo Sepulcro de Calatayud desde 1156, cuando Ramón Berenguer IV les concedió el señorío del lugar. En 1228 ya poseía la iglesia, que fue una donación del obispo de Tarazona García Frontín I. Los reyes posteriores confirmaron dicha donación y para 1328 ya estaba constituida la encomienda, siendo su comendador Bartolomé de Morlanes.
En la Guerra de los dos Pedros, el castillo de Nuévalos fue uno de los pocos que resistió sin rendirse la invasión de Pedro I de Castilla. En 1362, el rey castellano exigió la entrega de la ciudad, ya que su fortaleza era inexpugnable, pero la localidad resistió pese a que habían caído otros lugares de la comarca como Calatayud. En 1372, Pedro IV el Ceremonioso confirmó el dominio y la jurisdicción civil y criminal, declarando a Nuévalos propiedad del la Orden del Santo Sepulcro y de su prior bilbilitano. En un nuevo ataque perpetrado dos años después, los castellanos tampoco lograron ocupar la plaza
El historiador Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar de 1845, refiere que Nuévalos «tiene 120 casas, inclusa la del ayuntamiento y cárcel» y señala que «los vecinos se nutren de una fuente de 3 caños, construida en 1844 a la entrada de la villa». En esa época, la localidad producía trigo, cebada, centeno, maíz, judías y vino, además de buenas legumbres y verduras; en cuanto a ganadería, el ganado lanar era numeroso. Existían tres fábricas de aguardiente, un molino harinero y dos tiendas de quincalla y género de abacería
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